DIA DE LA MUJER RURAL

Las mujeres rurales se enfrentan a la crisis mundial

La conmemoración el 15 de octubre del Día Internacional de las Mujeres Rurales, fue el momento propicio para destacar la importante labor que realizan y sobre todo visibilizar su trabajo en el campo. Varios dirigentes de la CLERTIC expresaron su saludo a todas las mujeres rurales, y rinde un homenaje por su apoyo al desarrollo rural en su lucha constante para sumar esfuerzos y lograr que el mundo viva en armonía con la naturaleza. Los informes que damos a continuación de amigas de la Argentina y de otros países de Latinoamérica y el Caribe fueron la respuesta a un puñado de pedidos para que algunas referentes de la entidad dieran su testimonio.

Un amigo nos dijo: “¿Lo de mujeres Rurales, será con la misma R de CLERTIC?” Y eso nos motivó a solicitar algunas reflexiones… Fue maravillosa la respuesta y el compromiso que manifestaron a quienes se lo solicitamos. Lean y comprenderán. Ellas tienen la palabra.

CERRAR LAS BRECHAS DE GENERO

Fue un 18 de diciembre del año 2007 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), mediante la Resolución A/RES/62/136  “Mejoramiento de la situación de la mujer en las zonas rurales”, estableció el 15 de octubre como el Día internacional de las Mujeres Rurales “reconociendo la urgente necesidad de adoptar medidas apropiadas para seguir mejorando la situación de la mujer en las zonas rurales, y solicita a los Estados Miembros a que, en colaboración con las organizaciones de las Naciones Unidas y la sociedad civil, continúen esforzándose en el mejoramiento de la situación de las mujeres rurales, incluidas las mujeres indígenas, en sus estrategias de desarrollo nacionales, regionales y mundiales”, es así como de esta manera se reconoce su importante función y contribución en la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza de todas las mujeres rurales e indígenas del mundo.

Según ONU Mujeres, para lograr el empoderamiento de las mujeres y niñas rurales se necesita:

1.         Trabajo decente y protección social.

2.         Educación y capacitación.

3.         Energía sostenible y tecnología.

4.         Agua limpia y saneamiento.

5.         Eliminación de la violencia y prácticas nocivas.

6.         Inclusión de las mujeres en la toma de decisiones y el liderazgo.

7.         Aumento de la resiliencia de las mujeres ante el clima.

Queremos destacar en esta fecha con estos antecedentes, y encontrándonos a siete meses del inicio de la Guerra de Ucrania con Rusia, decir  que ha causado un impacto devastador no sólo en las mujeres ucranianas, sino en las mujeres y niñas de todo el mundo, especialmente en las mujeres rurales, motivo por el cual se han ampliado las brechas de género en materia de inseguridad alimentaria, mal nutrición, pobreza energética incrementándose la violencia de género dentro de Ucrania y en todo el mundo, estos datos se pueden fundamentar a través del último Informe de Políticas de las Naciones Unidas  en donde se revela los efectos sobre las mujeres y las niñas, es por esto que en este día tan especial es importante decir  que las mujeres rurales velan por la seguridad alimentaria de sus comunidades, aumentan la resiliencia climática, generan oportunidades para todos pero sobre todo fortalecen las economías del mundo.

¡Feliz Día Internacional de las Mujeres Rurales!

Dra. Carolina Jara Minuche, desde Perú

Abogada y estudiante IV Ciclo de Maestría en Derecho Constitucional Univ. Nacional Mayor de San Marcos, Directora de Proyectos de Foro Cooperativo. 

Distintos roles de las mujeres rurales y su participación en las Cooperativas que brindan servicios de Energía y Telecomunicaciones en la Argentina

LAS MUJERES Y LAS COOPERATIVAS EN LOS SERVICIOS ESENCIALES

Si tomamos en cuenta la importancia del movimiento cooperativo de servicios públicos, con su más variada gama: Electricidad, Telefonía, Internet, Agua, Cloacas, Gas y otros; podemos afirmar que los “Servicios Esenciales” son prestados en gran parte en el interior del interior del país por su misma gente organizada en Cooperativas, para satisfacer necesidades donde el estado está ausente.

También no debemos dejar de analizar las crisis que se expresan en un mundo globalizado como las financieras, alimentarias, climáticas y energéticas.

Dentro de este marco y si tenemos en cuenta los roles de las mujeres en las economías familiares y la importancia de los servicios esenciales, podemos detectar que estas influyen al interior de sus hogares utilizándolos a diario y en cada momento.

Proveyendo y participando activamente en lo personal del Cooperativismo de Servicios Públicos y en especial de los de electrificación rural y telecomunicaciones, puedo afirmar que el rol de la mujer a la hora de la toma de decisiones es muy importante.

Debemos brindar una atención al asociado/a personalizada y directa, vemos que día a día son más las mujeres que se acercan y se comunican preocupadas por los motivos de las crisis de esta época, desean realizar el aporte necesario para sobrellevar los inconvenientes, a pesar de las numerosas tareas a cumplir en la producción, gestión, cuidado y participación.

Hay desafíos pendientes, y se puede afirmar que el desarrollo, depende de mejoras.

-Las mujeres son más del 45% de la mano de obra agrícola de países en desarrollo (según la FAO); sin embargo las mujeres rurales son un “objeto” de trabajo, se las explota y paga menos dinero que al hombre.

– Más mujeres con igual acceso a la tierra generarían mejor producción agrícola y más seguridad alimentaria; sin embargo en América Latina, las mujeres poseen menos del 20% de la tierra.

– Las mujeres son clave en gestión, conservación y aprovechamiento de recursos naturales; sin embargo tienen serias limitaciones para el acceso y control de los recursos.

En el marco de las situaciones actuales debemos ir hacia:

-Promover el empoderamiento de las mujeres como estrategia básica para obtener poder a través de la organización.

-Desarrollar marcos políticos y éticos y compromisos democráticos, para reducir las asimetrías de poder entre naciones, clases sociales, etnias y, sobre todo, entre hombres y mujeres en el ámbito público.

– Considerar la especificidad de las mujeres en las políticas de desarrollo del movimiento cooperativo.

Según la plataforma de Beijing: “El avance de la mujer y el logro de la igualdad entre hombres y mujeres, son una cuestión de derechos humanos y una condición para la justicia social, y no deben enmarcarse aisladamente como un problema de la mujer. Únicamente después de alcanzados esos objetivos se podrá instaurar una sociedad viable, justa y desarrollada”

Lic. Nancy Botta.

Sindica suplente FACE  y Consejera FECOTEL

LA DEUDA HISTORICA QUE AUN PESA

El 18 de diciembre de 2007 es una fecha histórica para muchas mujeres campesinas a nivel mundial, pues la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas reconoció su contribución al desarrollo de las comunidades, proclamando el 15 de octubre como el Día Internacional de las Mujeres Rurales.

Sin duda, la deuda histórica con la mujer campesina a nivel mundial comenzaba a dar sus primeros pasos, sin embargo, después de 15 años desde su promulgación parece ser que las políticas públicas aún tienen a la mujer rural en una posición de vulnerabilidad.

Los datos son concretos. Según la ONU Mujeres, “las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor”.

La realidad es diversa, pero una de las semejanzas es la invisibilidad del género respecto a su participación en los sistemas agroalimentarios de sus familias, las comunidades y los países.

Tanto en Chile como en América Latina el aporte es grande y, por tanto, necesario destacar. Las mujeres campesinas labran la tierra, plantan semillas, trabajan como agricultoras asalariadas y empresarias dentro de esta misma área, compatibilizando estas actividades con las labores domésticas; doble función que como madres asumen responsablemente.

La seguridad alimentaria mundial pasa por sus manos, la producción de cultivos, la distribución de alimentos, su procesamiento y cada parte de esta cadena las tiene como agentes indispensables para el desarrollo económico de la ciudadanía.

Asimismo, la injerencia dentro de sistemas o agrupaciones comunitarias o vecinales – juntas de vecinos, comités de agua potable, entre otros- les permite visualizar y prever las necesidades de las familias en sectores rurales, generándose así una economía rural circular y desarrollo territorial

Teniendo en consideración que las mujeres conforman el 43% de la mano de obra agrícola mundial, es necesario empoderarlas respecto a su representación en cargos que contribuyan a su desarrollo personal y de sus familias, igualando su remuneración conforme a la calidad de su trabajo.

Verónica Álvarez González,

Directora Cooperativa Copelec (Chile).  

“SIEMPRE SE PUEDEN LOGRAR GRANDES CAMBIOS Y SUPERARSE DIA A DIA.”

Esa frase me lleva a pensar como mujer en aquellas que arriesgan y se superan día a día, en el norte como en el sur, en el este como en el oeste, de todo nuestro querido país.

Esta realidad de nuestra República Argentina me permite ver como son cada una de ellas, pero en todas veo esa necesidad de superación que les permite hacer frente ante cualquier adversidad o situación de crisis personal o social. Siendo personas que se valoran y se hace respetar por lo que son y lo que serán en un futuro, en sus manos está siempre la convicción de que, a pesar de todo, superarán cualquier obstáculo.

Recuerdo que en mi ciudad, Río III, cuando sobrevino la crisis del 2001 estábamos todos abocados a superar esta situación, y fueron la mujeres cooperativistas y  rurales la que dieron ese punta pie inicial creando distintos momento de aprendizaje para aquellas que no sabían por ejemplo como sacar provecho de un alimento tan nutritivo como la soja o de volver a realizar esas huertas que en tiempos anteriores todos teníamos en nuestros hogares, como elaborar nuestro pan y distinguir nuestras harinas y otras situaciones más.

Hoy día algunas de ellas componen un movimiento muy importante para la zona y ellas son las Mujeres Agropecuaria y Mujeres Cooperativistas, no solamente defienden a este pedazo de tierra que son su sustento, sino que avanzan creando conciencia en todas las mujeres rurales sino también a aquella que viven en las ciudades.

También reconocen que tienen la suerte de estar más preparadas y comunicadas con los demás; en nuestra ciudad tenemos extendido energía eléctrica y de fibra óptica hacia la Zona Rural proporcionada por la Cooperativa de Obras y Servicios Públicos Ltda., de Rio Tercero, que les permite estar comunicadas con otras realidades y realizar todas sus operaciones comerciales y sociales vía internet.

Por eso es tan cierto que ellas no son solamente fuertes, sino que están acostumbradas a encontrar en lo cotidiano y en la realidad de la sociedad actual esa superación y lograr lo que se proponen y ese, es un rasgo superador que predomina fuertemente en estas mujeres del siglo XXI que avanzan seguras de lo que quieren, hacia donde quieren ir y estar.

Lic. Prof. Elina Ronchetti de Lusso

Rio III

LAS CUSTODIAS DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y DESARROLLO RURAL

La condición de las mujeres rurales ha formado parte de la agenda internacional desde la celebración en México de la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1975, y sus derechos se han consignado en tratados internacionales como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW). Sumado a ello, en 2007, las Naciones Unidas estableció que cada 15 de octubre se conmemore el Día Internacional de la Mujer Rural, como forma de “reconocer su función y contribución decisiva en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural».

Las mujeres rurales representan una cuarta parte de la población mundial y trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Y juegan también un rol clave en las cooperativas agrarias y otras formas organizativas de la Economía Social y Solidaria.

Garantizan la seguridad alimentaria de sus comunidades, generan resiliencia ante el clima y fortalecen las economías.

A pesar de ello, resulta alarmante constatar cómo todos los indicadores de desarrollo indican que la situación de las mujeres rurales sigue siendo, por lo general, mucho peor que la de los hombres y peor que la de las mujeres y los hombres que viven en zonas urbanas.

Las mujeres desempeñan una labor cada vez más importante en las explotaciones agrícolas familiares e integran el 43 por ciento de la mano de obra agrícola mundial.  En muchas partes del mundo las mujeres tienen más posibilidades de trabajar en el sector agrícola que en ningún otro sector y gran parte de este trabajo es invisible, no remunerado y está infravalorado.

La falta de derechos sobre la tierra sigue siendo un grave problema para las agricultoras a pesar de la función fundamental que desempeñan. El porcentaje de las explotaciones agrícolas encabezadas por mujeres en todo el mundo no llegan al 15 %, y siguen existiendo desigualdades en cuanto al control de los activos productivos y de los ingresos. En comparación con los hombres, las mujeres rurales suelen tener un menor acceso a la información, las nuevas tecnologías y los servicios financieros, así como a insumos agrícolas mejorados tan básicos como semillas de calidad Enfrentan múltiples e interrelacionadas formas de discriminación y violencia.

Pese a las dificultades, hay que destacar la fuerza de las muchas y diversas mujeres, la capacidad organizativa, su liderazgo, resiliencia y la construcción de lo común. La sororidad base del tejido de alianzas y comunidad.

Es imprescindible seguir profundizando la agenda que involucre el cumplimiento de los derechos individuales y colectivos, como el derecho al medio ambiente sano, al agua, a la salud, a la educación, a la cultura, y a una vida libre de violencia, a través estrategias y políticas públicas orientadas a garantizar los derechos de las mujeres en sus territorios.

Claudia De Lisio, desde Uruguay.

Dirigente y mentora de Cooperativas y sus valores desde siempre en Argentina.  

HACEDORAS DE FUTURO

En el marco del día en que se celebra el Día de la Mujer Rural, rescatamos el papel de la misma en una época difícil de sobrellevar y donde la realidad agropecuaria no es la mejor.

El 15 de octubre de 2008 la ONU estableció por la Asamblea General en su Resol. 62/136, del 18 de diciembre del 2007, donde reconoce la función y contribución de la mujer rural, incluyendo a la mujer indígena en la producción y desarrollo agrícola. Haciendo hincapié en su aporte a la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural. La ONU insta a los Estados miembros en colaboración a implementar medidas que puedan mejorar la vida de las mujeres rurales, indígenas y con discapacidad; apoyando la participación plena e igualitaria en la toma de decisiones en todos los niveles y programas.

 La mujer día a día está más involucrada en todas las actividades del campo, sobre todas las relacionadas en el ámbito social; puntualmente; en actividades que en otras épocas eran solo privativas del hombre. Hoy vemos a muchas mujeres ocupándose de problemas rurales, como por ejemplo; tener buenos caminos vecinales, el abigeato, la venta de grano cosechado; el manejo de la logística y de su administración. Además, no debemos dejar de lado que muchas de ellas están al frente de cooperativas y son artesanas donde cosechan y venden sus productos.

Antiguamente la mujer dentro del ámbito rural estaba solo para ocuparse de las tareas propias del hogar y lo demás era cosa de hombres… y no tenía participación en decisiones importantes. Su papel hoy ha cambiado y es clave para el desarrollo del ámbito agropecuario y/o de la comunidad agropecuaria. Hoy se enfrenta a un sinfín de necesidades y carencias materiales, intelectuales, económicas, sociales y culturales dentro de un mundo globalizado. Adecuándose también, a la incorporación de  las nuevas tecnologías y la introducción de las mismas a las actividades rurales, lo que le exige tener que estar capacitada y actualizada permanentemente para poder cumplir y llevar a cabo una función acorde  a la realidad del contexto que la rodea.

Según datos del censo agropecuario 2018 un 20 % de los establecimientos es conducido por mujeres, mientras que en el censo 2002 el porcentaje era de un 10 %. Sin embargo las mujeres al frente de un campo no solo son mujeres rurales.

En nuestro país el MRA (Mujeres Rurales Argentinas) es un espacio nuevo que acoge hoy alrededor de 100 mujeres de todo el país, donde sus miembros son un grupo de ruralistas diversas que buscan construir no solo un espacio sino también, fortalecer sus propias definiciones, romper prejuicios y tabúes instalados. Este grupo crece día a día buscando el respeto, la igualdad de oportunidades y el cumplimiento real y efectivo de las políticas que impulsen el desarrollo para las generaciones actuales y futuras. Promoviendo la igualdad de derechos y la participación activa de las mujeres rurales, no solo dentro del ámbito que le compete, sino también a niveles nacionales y universales.

Podemos concluir, que es necesario que la implementación de leyes, políticas y programas de los Estados e instituciones sean destinados a su inclusión, considerando el desarrollo del ámbito social, cultural y educativo. No solo contenidos del saber sino una educación en sentido amplio; que abarque desde el cuidado de su cuerpo, derecho a una educación digna y de calidad hasta la seguridad alimentaria y nutricional.

Honrar a la mujer rural es construir un camino de igualdad y derechos necesarios para el Desarrollo Humano Sostenible.

Liliana Medina

Secretaria de la Cooperativa Eléctrica de Gualeguaychú

EN COSTA RICA NO SE DAN POR VENCIDAS

El día 15 de octubre del 2022 celebramos el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Mis felicitaciones sinceras para todas aquellas que día a día hacen la diferencia. Levanto mis manos con orgullo para aplaudir el esfuerzo y la lucha constante para superar cualquier adversidad. 

Costa Rica es un país de una extensión territorial pequeña, 51.179Km2, por lo que en pocas horas podemos trasladarnos de la ciudad a la playa o a las zonas rurales o montañas; quizás esto nos facilite poder tomar decisiones sobre nuestros estilos de vida como mujeres; sin embargo, no podemos obviar que aún existen barreras estructurales y normas sociales discriminatorias que continúan limitando esa participación femenina en muchos ámbitos.

¿Qué hacer? Cambiemos la forma de educar a nuestros hijos, enseñémosles a ellos el respeto a todo ser humano, el valor que los hombres y las mujeres tienen en nuestras sociedades, que no importa de dónde vengas o qué hagas, somos iguales en derechos y obligaciones, capaces por igual de resolver y luchar por nuestros intereses, en beneficio de nosotros mismos y de los demás.

Con satisfacción me declaro una mujer campesina, una ama de casa, una profesional, madre de dos hermosos hijos y empresaria. Por supuesto que he aportado al desarrollo de mi comunidad, pero todo debe estar en nuestra mente, muchas veces nosotras mismas nos cerramos a las oportunidades de mejora y es ahí donde debe originarse el cambio, porque sí se puede, nosotras podemos y la unión hace la fuerza.

¡Luchemos siempre, no nos demos por vencidas!

Lisbeth Varela Cubillo Zarcero, Alajuela, Costa Rica.

COOPEALFARORUIZ,  R.L., asociada de CONELÉCTRICAS RL

#MUJER_RURAL

15 DE OCTUBRE

Es incalculable el valor agregado que generan y es incalculable la capacidad organizativa de asociación y de trabajo que difunden, sin embargo aún no se las considera como realmente son: agentes clave para los cambios económicos, ambientales y socio-culturales. Abocados a empoderar a la mujer cosmopolita, dedicada al mundo empresario/Pyme, emprendedoras o empleadas, funcionarias, profesionales universitarias, es imperdonable dejar en el olvido a un colectivo de mujeres netamente productivo que silenciosa pero pujantemente busca el reconocimiento de sus derechos, enfrentándose a retos tecnológicos, culturales, climáticos, regionales y por sobre todas las cosas de perspectiva de género.

Campesinas, indígenas, mujeres que trabajan día a día la tierra, siendo un soporte esencial en el equilibrio y promoción del desarrollo agrícola y rural, celebran su día cada 15 de octubre desde que, en el 2008, la Asamblea General de la ONU lo estableció como DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER RURAL; adviértase la importancia de dicha fecha elegida por ser víspera al día mundial de la ALIMENTACIÓN, reconociéndose el aporte de gestoras de responsabilidad alimentaria.

La función y contribución de la mujer en el desarrollo de la economía rural, irrumpe en un sector dominado por hombres, pero que históricamente conocen por haberlo trabajado, cuidado y dedicado durante décadas.

La ONU respalda, claro está, la participación de las mujeres rurales, dotándolas de programas, leyes, iniciativas, fondos económicos, capacitación, etc. También en nuestro país afortunadamente se ha sabido reconocer este gran foco, procurando que las oportunidades, la productividad y el crecimiento de las mujeres rurales, junto al reconocimiento de sus derechos y necesidades, saque a la luz todo su potencial.

Las injustificadas barreras estructurales discriminatorias, que reflejan – entre otras cosas – el sufrimiento desproporcionado de los múltiples aspectos de la pobreza, que padecen las mujeres rurales, merecen algo más que un día de reconocimiento.

En Argentina, el 50% de la población rural que trabaja la tierra, cuidan los animales, plantan semillas, producen en definitiva el alimento y la materia prima, son MUJERES; similares valores se advierten a nivel mundial. Sin embargo, el impacto de la cuantía que alberga este sector no logra escandalizar verdades que ya ni se ocultan: las mujeres rurales conjugan espacios de producción y vivienda, con límites difusos; un enorme porcentaje de su trabajo no está remunerado, y desde ya que gran parte del sector siquiera está registrado; no hay genuino acceso de las mujeres a la gestión directa de los recursos económicos, ni muchos menos financiero.

El RENATRE lleva una registración de empleadas rurales inscriptas, sin embargo, la carencia de registración prima en el sector, el gran desafío es REGISTRAR que la mujer rural, no colabora, TRABAJA! y dicha actividad – como la de cualquier trabajador – DEBE ESTAR REGISTRADA.

Si bien en la mayoría de nuestras provincias encontramos organizaciones dedicadas a respaldar los derechos de la mujer rural, la realidad es que no cuentan con la visibilidad merecida.

Por ello, este 15 de octubre, muchas mujeres en su red social, difundieron fotos, o simplemente en sus publicaciones, colaboraron con visibilizar la causa, incorporando el hashtag: #mujer_rural, para así impulsar su actividad tradicional (de agricultura, artesanía, ganadería, etc.), pero con acceso a la tecnología, registración laboral, salud, capacitación y por, sobre todo, el merecido espacio de la mujer rural en la toma de decisiones.

Dra. Julieta C. Piaggio

Secretaría de la Mujer

Confederación General Económica

ES NECESARIA LA DECONSTRUCCION

Desde el fondo de la historia, las mujeres trabajadoras de la tierra, con sus hijos a cuestas o pariéndolos en los campos, contribuyeron al desarrollo rural, siempre en una situación de desventaja y vulnerabilidad. Defender y trabajar la tierra como una trinchera para combatir el hambre, hacer suyas las luchas contra las adversidades, fueron y son, razón de existir, para muchas mujeres y niñas del mundo. Una tierra que pocas veces les pertenece pero que habitan con la fuerza de la azada con la que roturan el suelo.

Que la ONU, haya elegido un día, para reconocer el trabajo de la mujer rural, además de su contribución en el desarrollo rural y agrícola, la erradicación de la pobreza y la mejora en la seguridad alimentaria, no es caprichoso; sino un modo de visibilizar la importancia del trabajo rural de las mujeres y la niñas, en una sociedad en permanente desarrollo.

La desigualdad de género, en lo rural, como en otros ámbitos, hace que el trabajo rural y agrícola de la mujer sea subvalorado, considerado siempre dentro del marco de lo doméstico, por lo que considero sumamente relevante que se haya comenzado a construir un marco de referencia a partir de la toma de conciencia de que a lo largo de la historia, fue el sistema patriarcal, el que estableció el orden social donde hombres y mujeres debían cumplir determinados roles, vinculados a un proceso de organización y participación, con claros límites, tanto expresos como tácitos, para la mujer.

La división del trabajo en el ámbito rural, dentro de un sistema patriarcal, hace que se invisibilice la participación de la mujer en el ámbito productivo, así como que se dificulte para ellas, el acceso a la tierra, a pesar de la importancia de su desempeño en la producción y en su aporte a la economía.

Desnaturalizar la desvalorización del trabajo rural de la mujer, requiere de la firme convicción de que es totalmente necesario un proceso de deconstrucción que ayude a nuevas formas de organización donde los roles, dentro del sector productivo, no sean determinados ni remunerados por distinción de género.

Lia Villafañe

Abogada – Gestora Cultural -Consejera de la Cooperativa de O y SP de Río Tercero